lunes, 5 de noviembre de 2012

La Necesaria Disciplina (Publicado originalmente el Miércoles 2 de Enero del 2002)


¿Has visto las noticias últimamente? Habrás notado que constantemente se menciona la palabra “crisis”. La escuchas en ámbitos que van desde el futbol hasta la economía y en las estrategias políticas de cada país.
Irremediablemente se escucha que hay más desempleo, robos, suicidios, violaciones y más fenómenos que hablan de un retroceso en lo que llamamos “civilización”.
Mucho de lo que ocurre es directamente culpa nuestra al cooperar para que los jóvenes de hoy se sumen al nuevo pensamiento hedonista y busquen el placer como una meta.
Y no se trata solamente de la sociedad laica, sino que el cristiano actual cede cada vez más terreno a los placeres cotidianos que los demás practican justificándose con el hecho de no cometer los excesos que otros perpetran.
La educación de los niños se ve cada vez más relajada gracias a los métodos de enseñanza escolarizada que dictan que el llamarle la atención a un pequeño es sinónimo de agresión y que por lo tanto es mejor esperar a que los niños se den cuenta cuando hacen las cosas mal para que posteriormente no las sigan haciendo.
Se ha dejado entonces la tarea de educar a nuestros hijos a la escuela como institución y a la televisión como niñera mientras el padre de familia está fuera del hogar y la madre está atareada con las labores domésticas o trabajando también fuera de la casa.
No es difícil ver cada día más hogares desintegrados por la falta de tiempo para estar juntos o un sinfín de complicaciones que dejan en los niños huellas difíciles de borrar.
A cambio de esos errores, muchos padres conscienten indiscriminadamente a sus hijos y celebran cuanta cosa hagan sea buena o mala. Personalmente he visto madres que en reuniones sociales platican con sus amigas acerca de cómo Jorgito o el nombre que te guste, fumó su primer cigarro; la primera vez que Alfonsito se emborrachó en una fiesta a los 12 años o la actitud de la quinceañera Maricarmen la primera vez que no durmió en casa. Pareciera que hay padres que se recrean en este tipo de acontecimientos sin ver que lo que hacen no es sino abrirles las puertas del vicio y la degeneración a individuos que alguna vez tendrán que tomar decisiones dentro de la sociedad.
Al respecto, en Houston, el Departamento de Policía de Texas estableció unas reglas para los padres que quisieran hacer de sus hijos unos delincuentes:
"Dad a vuestros hijos lo que quieran, así crecerán con la creencia de que el mundo les debe la vida. Cuando digan malas palabras, reíros y decidles que son ingeniosas. Dejadles leer todo lo que caiga en sus manos; cuidad que sus vasos estén esterilizados, pero dejad que su cabeza se alimente en la basura. Pelead con frecuencia en su presencia, así no se sorprenderán tanto cuando posteriormente el hogar se derrumbe. Dad a vuestros hijos todo el dinero que quieran y nunca permitáis que se lo ganen por su cuenta. Poneos de su parte ante los vecinos, maestros y policías que los reprendan por algún motivo justificado."
Hasta aquí la sugerencia de dicha corporación policíaca. Dios, en su palabra escrita que es la Santa Biblia, recomienda lo siguiente en el libro de Proverbios 22:6:
Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
Educar a tu hijo no corresponde del todo a la institución a la que asiste a tomar clases, ni mucho menos a la televisión, sino a lo mejor que puedas darle de ti mismo para lograr que llegue a ser un hombre o una mujer de bien.
Es una gran responsabilidad, pero también una gran oportunidad que te llevará tiempo y paciencia. No temas el que los demás critiquen la forma en la que educas a tus hijos, pide la guía y el amor divinos y verás que con disciplina puedes ver crecer gente suficientemente fuerte para desafiar las fuerzas destructivas del universo.

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