Platicábamos la semana pasada acerca del escándalo aún vigente en la iglesia católica Romana, acerca de los casos de abuso sexual y pedofilia.
Esta semana, Karol Wojtyla, jerarca católico ha tenido una reunión con cardenales norteamericanos y calificó los actos mencionados como “pecado pasmoso” y como “crimen”.
En apariencia las palabras del religioso polaco parecieran justas y hasta fuertes, pero cabe preguntarse, ¿por qué hasta ahora? ¿Es que acaso Wojtyla y sus allegados no tenían conocimiento de las perversidades que se fraguaban al interior del grupo religioso al que dirige?
Se esperaba que entre otras cosas, el llamado “Papa”, hiciera alusión a la errada doctrina católica del celibato forzoso del clero, pero hábilmente el polaco dio un giro al tema llevándolo al plano de que este tipo de crímenes no debían quedar impunes ante las autoridades eclesiales, ni ante las civiles, lo que se ha denominado “tolerancia cero”.
¿Es esto suficiente? En apariencia, pareciera que hay una solución práctica y tajante en la resolución de este tipo de bochornosos actos, pero profundizando debemos preguntarnos quién garantiza que verdaderamente se lleve esto a la práctica, sobre todo cuando se ha sabido del ocultamiento de casos de abuso sexual por parte de los mismos clérigos durante décadas enteras. ¿Habrían de pronto, de la noche a la mañana estos lobos con pieles de ovejas actuar en pro de las víctimas?
La punta del iceberg se ha encontrado en los Estados Unidos de América, país de leyes y que sin embargo por lo que se ha podido ver, éstas leyes han sido violentadas una y otra vez por estros malos sacerdotes. ¿Qué podemos pensar acerca de lugares como Africa, donde se relata que los sacerdotes violan monjas ya que el tener contacto con prostitutas los pone en riesgo de contraer sida? ¿Es esto normal y lo podemos tomar como moneda corriente dentro de esa institución?
No hace falta ser un erudito en teología para darse cuenta que una mentira como lo es la doctrina romanista en general tarde que temprano empieza a dejar asomar sus verdaderos frutos, los cuales están corrompidos dentro de un grupo apenas dirigido por unos cuantos, que busca allegarse a los gobiernos donde tiene presencia, en detrimento de la gente que entrega su fe a una de las estafas espirituales más grandes de todos los tiempos.
Amiga o amigo católico, puede que lo arriba escrito te suene duro, pero analiza los sucesos con mente y corazón abiertos. No tienes necesidad de vivir una vida espiritual dentro de una institución cuya credibilidad está en entredicho, entrégate a Cristo y sé libre.
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