Hay de repeticiones a repeticiones.
En 1718, James Puckle patentó la primera ametralladora o arma de repetición. En Marzo de 1722, en una exhibición se pudieron disparar 63 tiros en 7 minutos.
La poderosa arma iba montada en un trípode y disparaba múltiples balas a través del mismo cañón.
Sin duda este tipo de instrumentos mortíferos de repetición redujeron costos en cuanto a personal y también en cuanto a compra de equipo, sin embargo tantas balas disparadas no obtienen otra recompensa que cobrar vidas humanas.
Hay deportes donde la repetición instantánea es crucial para poder definir un resultado. Esto no sería posible sin la existencia del videotape, inventado por la empresa estadunidense Ampex en los años 50. podemos ver una y otra vez eventos de cosas que ocurren en el mundo, aunque el último rasgo que vimos en este tipo de repeticiones fue de un cierto morbo al mostrar una y otra vez cómo se colapsaban las Torres Gemelas de Nueva York.
Pasando a otro nivel, ¿recuerdas cuando aprendiste a multiplicar? Seguramente recuerdas que parte del método de aprendizaje consistió en repetir y memorizar los resultados de diferentes operaciones. Hasta hoy, si te preguntan, por ejemplo: “¿cuánto es 8 por 5?” Te aseguro que no lo dudas ni un momento y casi automáticamente respondes: “40”. Pocos razonaron el por qué de dichos resultados y lo dieron por un hecho, sin jamás preguntarse si el resultado era realmente comprobable.
Hay otro tipo de repeticiones que pertenecen al mundo espiritual, de manera que en algunas religiones orientales se acostumbra pronunciar mantras con el fin de obtener el favor de las deidades. Estos mantras no son otra cosa que fórmulas sagradas que abren las puertas a la magia y deben ser recitados correctamente, tal y como ocurre en el hinduismo.
El mundo occidental no está ajeno a este tipo de prácticas y hay grupos religiosos cuya fe consiste entre otras cosas, en recitar oraciones una y otra vez con el fin de obtener algún beneficio espiritual.
De ahí, que seguramente muchos habrán oído acerca de las avemarías, el “rosario” y diversas manifestaciones en las que el común denominador es repetir constantemente la misma frase o frases para alcanzar la cercanía con la divinidad.
En esta época en la que los valores más elementales pasan por momentos difíciles, la gente anda en busca de fórmulas mágicas que lleven a sanear sus vidas y en ocasiones caen en la práctica de recitar diferentes expresiones repetidamente pensando que pueden así lograr sus metas u objetivos.
Pero, desde el punto de vista cristiano, ¿qué nos dice la Biblia?
En el Evangelio según San Mateo, leemos las palabras de nuestro Señor Jesucristo respecto al repetir frases buscando el favor de Dios, esto está escrito en el capítulo 6, versículos 7 y 8:
7 Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.
8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
Más adelante, Jesús enseña la forma correcta de orar, a través de la oración modelo: el Padre Nuestro.
Jesús mostró cómo dirigirnos ante nuestro Creador con toda la reverencia, reconociendo siempre su magnificencia.
Notemos que repetir frases no será la mejor manera de acercarnos a Dios, sino a través de entregarnos en un momento de intimidad con El contándole de nuestras necesidades o nuestros agradecimientos.
Acércate a Dios, si quieres caminar rectamente en tu andar cristiano, la oración –que no los rezos- te será de mucha utilidad para lograr un mejor crecimiento espiritual.
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