miércoles, 21 de noviembre de 2012

Terminó el Mundial (Publicado originalmente el Miércoles 3 de Julio del 2002)


Terminó el Mundial y con él regresa la normalidad a la vida de muchos países cuyo principal entretenimiento es el futbol. ¿Qué deja el torneo disputado en Japón y Corea?
NO TODO ES COLOR DE ROSA
Sin duda fue agradable y hasta curioso ver por televisión a los miles de aficionados coreanos que salían a las calles a ver los partidos en pantallas gigantes en las calles de Seúl.
Fuimos testigos también del orden en que se manifiestan los coreanos y cómo se esmeran en dejar limpias sus calles una vez que ha terminado el encuentro.
Entre los datos curiosos queda también el hecho de que en dicho país de primer mundo se sigue consumiendo la carne de perro, animal que es engordado en granjas especiales para consumo humano en una especie de sopa.
En lo deportivo, quedan las participaciones en semifinales de Corea (equipo muy ayudado por los árbitros) y Turquía.
Sin embargo, queda en el aire el ambiente político difícil que vive especialmente Corea, el único país del mundo que está dividido, al grado de que apenas el sábado 29 de Julio se diera un terrible incidente naval entre barcos sudcoreanos y patrulleros norcoreanos, que dejara un saldo de cuatro muertos, un desaparecido y 22 heridos.
Claro, los medios de comunicación trataron de que esta noticia no fuera muy difundida, pero este lamentable acontecimiento da una muestra de que no todo es color de rosa en aquellas naciones tan lejanas.
CIFRAS Y CIFRAS
El Mundial arroja asimismo una serie casi interminable en cuanto a consumo de cervezas, refrescos, frituras y golosinas.
Corea-Japón deja también en claro la capacidad goleadora de Ronaldo, quien empata con sus ocho goles, el récord de Pelé al llegar a 12 tantos anotados y estar a punto de empatar la marca de 14, del alemán Gerd Müeller.
LO MEJOR
Y qué decir de la gran final. Se enfrentaban por primera vez en un partido de Copa del Mundo las selecciones de Alemania y Brasil.
Varias cosas se pudieron ver de parte de estos dos cuadros:
En primer lugar, fue notorio que en la alineación germana el guardameta indiscutible fuera ni más ni menos que Oliver Kahn, cuyo apellido curiosamente es judío, ya que se trata de una derivación del apellido Cohen. Recordemos la triste historia del pasado nazi en Alemania y las repercusiones que tuvo en quienes eran de origen israelita.
Por otra parte, en un par de ocasiones pudimos ver alinear con el once germano a Assamoah, jugador de color, lo que nos habla de una ruptura completa con el pasado racista con el que se identifica tanto a los alemanes, quienes, por cierto, serán los anfitriones de la próxima justa de la especialidad en 2006.
El encuentro fue lleno de emociones y finalmente ganó el mejor. Brasil, con dos goles de Ronaldo, tiene bien merecida la Copa FIFA, logrando llegar al pentacampeonato.
Alemania jugó un partido difícil, no contaban con su principal eje de ataque, Michael Ballack, ya que estaba suspendido y a final de cuentas la capacidad definitoria dio a Brasil un merecidísimo título.
Las finales de cualquier evento son siempre emotivas, ya que lograr el triunfo es un momento hermoso. Se vieron papeles de colores por todos lados, banderas de ambos equipos, música y gritos de aliento para los contendientes.
Al final, levantar la copa no sólo ante quienes estaban presentes en el estadio, sino ante los millones y millones de seres humanos que permanecían pegados al televisor al ver a Rivaldo, Ronaldo y Cafú revivir las glorias que en su momento lograran Garrincha, Rivelino o Pelé.
De pronto, empezamos a ver playeras con la leyenda en inglés "I belong to Jesus" (pertenezco a Jesús) o algunas que decían "100 % brasileiro, 100 % cristiano".
Los campeones se tomaban de las manos y se arrodillaban para dar gracias a Dios por la obtención del título, algo nunca antes visto.
Si bien el partido fue bueno, mejor fue ver ese testimonio público de la fe de quienes tienen a Jesucristo como el Señor de sus vidas. Esos hombres, arrodillados en oración, dieron la muestra no sólo de que con Cristo somos más que vencedores, sino que no tenemos por qué ocultar nuestra fe, debemos brillar y mostrar quiénes somos.
El Señor te bendiga y te guarde.

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