miércoles, 27 de febrero de 2013

El Cristiano Indiferente (Publicado originalmente el Domingo 6 de Abril del 2003).


Por Héctor Marín
Quisiera comenzar con esta historia que aparece en la Enciclopedia de Anécdotas e Ilustraciones, de Samuel Vila, bajo el título "Ojos ciegos que pueden ver":
"En una reunión a la que asistía la famosa ciega cristiana señorita Keller, el presidente explicaba cómo la señorita había aprendido a participar en el mundo de las cosas sensibles por medio de un chorro de agua fría que cayó en sus manos, y afirmó:
-La ceguera es la más grande desgracia del ser humano.
Rápida como una flecha, la señorita Keller replicó:
-¡Oh, no; es peor tener ojos y no ver!
Se refería a los millones que existen en el mundo que tienen buenos ojos físicos, pero no ven a Dios en sus obras ni tienen relación con El. Job dijo: <<De oídas te conocía; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto, retracto mis palabras, y me arrepiento en polvo y ceniza>> (Job 42:5, 6)".
UNA SOCIEDAD CONVULSIONADA
Por todos los días, diariamente escuchamos ya sea a través de las noticias o por testimonios de diversas personas, casos en los que prevalece la violencia, el dolor y la desesperanza.
Las sociedades son cada vez más complejas y, aunque sabemos y disfrutamos de los adelantos tecnológicos de nuestros días, también padecemos los estragos de la violencia; el desempleo; las decisiones políticas y económicas tomadas por nuestros gobiernos, que nos afectan; la inseguridad; la deficiente calidad en la educación pública y aun en la privada, etcétera.
Día a día surgen distintos grupos cuyo objetivo es atacar esos problemas, y una cosa es curiosa: la inmensa mayoría son dirigidos por organizaciones seculares.
Claro, es difícil asociarse para crear organismos de esta índole sin descuidar nuestras actividades, lo cual, además requeriría un gasto que probablemente no podríamos afrontar. Sin embargo, ¿te has preguntado alguna vez qué es lo que estás haciendo por tu comunidad?
SE REQUIERE UNA ACTITUD PARTICIPATIVA
A la anterior pregunta, podrías contestar con "soy una persona buena que paga sus impuestos y que no se mete con nadie? Bueno, podría ser una respuesta respetable, pero piensa por un minuto: ¿crees que nuestro Señor Jesucristo contestaría igual?
Jesús, como hombre, siempre mostró una actitud ante la vida, manifestándose contra la injusticia y otros problemas de la vida, no evadió nunca los retos y por el contrario, salió avante siempre, demostrando ante todo, misericordia y amor.
¿Actúa el cristiano actual, aquel que se dice seguidor de Jesucristo, de la misma forma?
No niego que hay ejemplos de hombres y mujeres de la fe con una vocación de servicio, sin embargo, el grueso de los cristianos hemos estado contemplando cómo pasa el tiempo y seguimos tan campantes. No terminamos de entender que nuestra misión no culmina en el momento en que Cristo entra en nuestro corazón, sino que a partir de ahí adquirimos una serie de responsabilidades. "Vosotros sois la sal de la tierra" dice nuestro Señor en Mateo 5:13, y en el siguiente versículo nos llama "la luz del mundo", es decir, tenemos una función y tal parece que no la estamos llevando a cabo.
Es desolador, cómo muchos de aquellos que debieran ser esa sal y esa luz, entran en un aletargamiento en el que dicen: "yo ya soy salvo y los demás que le hagan como puedan".
No hay nada tan terrible como un cristiano indiferente.
NO SOLO EN LA ESFERA CULTICA
Puede ser ofensivo para algunos, pero hay quienes sólo viven un cristianismo dominguero, levantándose temprano para ir al culto y desocuparse pronto para llegar a ver el juego de futbol.
Los hay quienes creen que por usar un anillito, oír música de determinados cantantes o poner un pecesito en su auto, viven con mayor santidad que los demás, siendo que a veces no saben siquiera qué versión de la Biblia utilizan o en casos extremos, no saben quién es el pastor de sus iglesias o congregaciones. He visto casos así y por eso lo menciono.
Hay cristianos que evitan determinados temas tomando como pretexto el que hay cosas de las que es mejor no hablar, como puede ser la política o cosas tan importantes como la educación de nuestros hijos.
Tomando como ejemplo este último punto, hay padres cristianos que jamás se enteran de los planes de estudio bajo los cuales sus hijos están siendo formados. Al respecto, es notorio cómo el humanismo secular gana terreno, sin que haya padres con una postura crítica en la que se pida respeto hacia las creencias individuales de sus hijos. He ahí una razón por la que cada vez es mayor el número de hijos de creyentes que deja de asistir a las iglesias.
Debemos adentrarnos en los problemas sociales, viendo en qué afectan a nuestra familia, porque de una u otra forma interactuamos con los demás y como hijos de Dios no podemos ni debemos desconocer la realidad de nuestras comunidades.
Como en el ejemplo de la educación, hay muchos más en que el cristiano, al no participar y callar, se convierte en cómplice y solapador de situaciones que afectarán su vida negativamente.
No podemos dejarle toda la responsabilidad a los gobiernos de nuestras ciudades y países.
LA POLITICA
Siempre espinoso, el tema de la política sigue siendo "tabú" para un gran sector del pueblo evangélico, y hay creyentes que incluso la han asociado con el mismísimo Satanás.
Sin embargo, si hurgamos en la historia mundial, nos encontraremos que ha habido notables ejemplos de países cuyas raíces políticas, tienen sustento en la Biblia y en la fe en Jesucristo, como es el caso de los Estados Unidos de América.
El escritor evangélico Fernando Ruiz de la Rosa, en su libro "Participación Cívica de los Creyentes", hace esta interesante observación:
"Si en la esfera política hay densas tinieblas, vamos a permitir que el resplandor de Jesucristo penetre a ella, a través de la luz de cada creyente.
"El Señor de ninguna manera ha cedido ese territorio a un enemigo vencido, al contrario; El está esperando que su pueblo le pida la herencia de las naciones y los confines de la tierra".
Es decir, entendemos que la política no es perfecta, porque quienes la ejercen no son perfectos, nosotros tenemos la ayuda de Dios y a través de El podemos revertir los rezagos en esta materia.
UN PLAN DE ACCION
Podríamos hablar largo y tendido sobre la serie de fallas que hemos venido cometiendo una y otra vez por nuestra indiferencia ante los fenómenos que afectan a nuestra sociedad. Sin embargo, este artículo no tiene como objetivo hacer una lista de reproches ante esa mala actitud, sino busca ser propositivo.
Tim LaHaye y David Noebel, en su notable ensayo "Asedio de la Mente", proponen las siguientes estrategias para la acción, buscando que nos ocupemos de algo en beneficio de los demás:
"1. Conozca la cosmovisión bíblica cristiana
2. Ore
3. Comparta su fe
4. Sea compasivo con las víctimas del humanismo
5. Proteja a sus hijos
6. Alcance el recinto universitario
7.Lea, lea, lea
8.Despoje a la izquierda humanista
9.Inscríbase en el censo electoral
10.Colabore en la campaña de los candidatos a favor de la moral
11. Denuncie a los candidatos amorales
12. Informe a sus amigos y vecinos
13. Considere la posibilidad de presentarse a elecciones para la función pública
14. Unase a organizaciones locales, estatales y nacionales, que estén a favor de la moral
15. Hable y escriba claro sobre los temas de moralidad
16. Funde causas buenas, a favor de la moral y de la familia
17. Ayude a otras organizaciones a favor de la moral y de la familia
18. Capture la cultura
19. Vote en todas las elecciones
20. No gane el mundo y pierda su alma
".
La propuesta es interesante, innovadora y desafiante, contiene varias líneas de acción, aunque no es necesario incursionar en todas, sino en aquella(s) en que realmente podamos aportar lo mejor de nosotros.

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