miércoles, 27 de febrero de 2013

¡Vamos al cine! (Publicado originalmente el Lunes 28 de Julio del 2003).


¡Vamos al cine!
Por Héctor Marín
Las últimas semanas, hemos estado hablando acerca de los medios de comunicación y su influencia en la vida cristiana.
El cine ha cumplido varias labores desde su creación; en un principio sirvió como un medio para conocer la vida cotidiana, tal y como quedó constatado por los hermanos Lumiere cuando filmaron la salida de los obreros de su fábrica.
Al poco tiempo, se notó que el cine podría servir como un conducto para contar historias y así surgieron películas y se fue estableciendo un lenguaje cinematográfico, el cual alcanza su punto culminante con el cineasta David W. Griffith.
En tiempos más actuales, durante la Segunda Guerra Mundial, el cine cumplió una labor fundamental como arma propagandística, poder que fue utilizado por los nazis cuando la directora Leni Riefenstahl sacó a la luz lo que sería su obra maestra: El Triunfo de la Voluntad, documental que exalta la figura de Adolfo Hitler.
Los aliados no se quedaron atrás y saturaron las funciones en las salas de cine con largos noticiarios en los que destacaban las acciones de guerra en que los norteamericanos e ingleses iban ganando terreno ante las potencias del eje que comenzaban a tambalearse.
EL CINE ACTUAL
El cine ha ido pasando por muy diferentes períodos en los que hemos visto de todo. Y aunque dentro de la historia de este arte, ha habido muchas películas en que se tocan temas bíblicos, la realidad es que no podemos hablar de la existencia de un cine cristiano comercial.
Al ir a las tantas librerías cristianas en nuestras ciudades, podemos ver que hay a la venta varios títulos disponibles en videocasete con temas bíblicos producidos por empresas cristianas. Pero tal parece, como comentamos en el tema de los medios escritos, que el interés primordial de estas compañías productoras se circunscribe al pequeño grupo conformado por quienes ya conocemos el evangelio.
Lo anterior, puede deberse a una tendencia muy en boga en la actualidad en el aspecto comercial: dirigirse a segmentos de mercado. Dicha estrategia no es mala, pero limita mucho el campo de acción para quien quiere distribuir un determinado material y ponerlo a la disposición del gran público.
Aquí cabe preguntarse si la Palabra de Dios debe dirigirse a un grupo reducido o a grandes masas.
El cine comercial actual, especialmente el hollywoodense, va dirigido hacia todo aquel que quiera ver una película. Las salas cinematográficas exhiben decenas de títulos al mes y en ellas podemos encontrar películas infantiles (o que pretenden serlo), de acción, drama, comedia, etcétera. Definitivamente de la gran producción de cintas que se presentan al año, tienen enorme éxito las llamadas películas de acción del tipo Terminator 3, muy de moda en estos días, las cintas basadas en personajes de historieta como Hulk o el Hombre Araña y las producciones cargadas de efectos especiales tipo La Guerra de las Galaxias, del exitoso George Lucas.
PUNTO Y APARTE
Octubre del año pasado representó un parteaguas en la historia del cine mexicano. Se presentó en la pantalla grande, el primer largometraje con contenido cristiano: Punto y Aparte, del cineasta mexicano Francisco (Paco) del Toro, reconocido productor de videohomes cristianos distribuidos por la empresa Armagedón.
Sin un gran presupuesto, la cinta fue vista en salas de casi todos los estados de la República, y en general gozó de crítica favorable, aunque también recibió comentarios en contra, especialmente por parte de los críticos acostumbrados a un cine moderno lleno de filosofías humanistas.
Si bien el filme pudo lograr atracción en la taquilla, hubo quienes echaron las campanas a vuelo con la idea de que el "cine cristiano" había llegado a la meta, cuando en realidad se trataba de ocupar un lugar, por fin en las salas de exhibición de grandes ciudades, consiguiendo con esto el inicio de algo, pero jamás un fin. Es decir, en lo personal, no creo que Paco del Toro esté satisfecho con solamente haber logrado la exhibición de una película suya en los cines, sino que, supongo, ya estará preparando más material para exhibición masiva.
Por supuesto que por mínimo que sea el presupuesto para lograr un filme con la digna calidad que consiguió Paco del Toro en Punto y Aparte, no deja de ser costoso tanto el proceso del rodaje y la contratación de los actores, lo mismo que la misma distribución y comercialización, pero si esto va a lograr que haya quienes a través de una ida al cine conozcan el plan de salvación y comprendan que Jesucristo es el Señor, bien vale la pena hacer el esfuerzo.
Del Toro ha abierto la puerta y es hora de que nuevos cineastas cristianos se unan al esfuerzo, esto implica constancia y seguramente tremendos dolores de cabeza, pero así es el mundo del cine. En estas líneas, pues, queremos felicitar a los hermanos que tienen la visión emprendedora y deciden arriesgar un proyecto que puede lograr no sólo buenos, sino los mejores frutos. Nuestro reconocimiento y apoyo en espera de que esto no sea sino apenas el comienzo de algo que puede verdaderamente transformar la vida de México y América Latina entera.

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