Por Héctor Marín
Han pasado apenas un par de semanas tras la quinta visita del jerarca de la iglesia católica romana a México y en esta ocasión, trataremos de analizar brevemente algunos detalles que son dignos de tomarse en cuenta.
AMBIENTE PREVIO
Mientras más se aproximaba la llegada del líder de la iglesia de Roma, el ambiente comenzaba a cobrar un tinte que iría llegando a tonos muy subidos en relación a cierto favoritismo tanto gubernamental como por parte de los medios de comunicación hacia dicha institución religiosa.
Fue curioso ver, por ejemplo, cómo, gradualmente, los programas televisivos, prolíficos comúnmente en la creación de programas cuyo contenido viola constantemente la Ley de Radio y Televisión, sin que la Secretaría de Gobernación haga algo al respecto, además de que lesionan una y otra vez los valores hacia las normas mínimas del recato y el pudor, así como los valores familiares, de pronto, estas emisiones, adquirían algunos matices en los que se hablaba de la paz e igualdad entre los hombres, así como el amor fraterno que debe haber para estar bien ante Dios.
Las instituciones policiales y de seguridad estaban atentas tanto para el cuidado del famoso visitante, así como del buen desarrollo de los trayectos que realizaría a lo largo de la Ciudad de México.
Entre la gente del pueblo, se percibía el ansia por la visita papal, no tanto por el motivo de la misma, que era la elevación a los altares del indio Juan Diego, sino por volver a contar con la presencia de Karol Wojtyla en tierras mexicanas.
Flotaba en el ambiente la duda que aún hay sobre si existió realmente el indio Juan Diego y si verdaderamente la imagen en el ayate es obra de manos humanas o si tiene, como muchos afirman, un origen sobrenatural.
CONSIDERACIONES
Acerca del mencionado favoritismo para con el catolicismo romano, era en verdad ofensivo. Los evangélicos mexicanos somos testigos de cómo una y otra vez se nos ningunea, sobre todo en los medios de comunicación, donde apenas se pueden mencionar algunos espacios obtenidos con mucho trabajo por parte de los hermanos que han podido tener acceso a medios de difusión, como es el caso de las barras de programación cristiana, como las existentes en Radio Chapultepec (560 A.M) y Radionoticias (1440 A.M.), así como el brevísimo espacio cristiano que hay en Radio 620. Pero por lo regular, la presencia evangélica en los medios apenas y se alcanza a percibir.
Del cambio gradual en la programación televisiva, no podemos decir otra cosa que las empresas como Televisa y Televisión Azteca "hicieron su Agosto" y utilizaron la visita de Wojtyla como un vehículo de comercialización con fines nada espirituales. Fue muy significativo, incluso, que "reality shows" de moda como "La Academia", aprovecharan la efervescencia para que sus participantes, supuestas promesas de la canción contemporánea en México, le dedicaran una canción a Juan Pablo II.
Igualmente curioso fue ver la aparición constante de "spots" gubernamentales en los que se resaltaba que hay que apoyar a los pueblos indígenas, cuando en realidad se les ha tenido relegados desde hace más de 500 años.
Asimismo, comenzaron a surgir opiniones por parte de miembros del gabinete de gobierno de Vicente Fox, en relación a que había que dar un trato equitativo a los indígenas, lo que, pensando un poquito mal, no era sino aprovechar la coyuntura de la visita papal para reivindicar a los marginados, de los cuales, curiosamente, la mayoría de los 12 millones de indígenas mexicanos vive en condiciones de pobreza según los parámetros internacionales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
No haríamos mal, igualmente, en agregar que es muy significativo el resultado del estudio efectuado por el Comité Técnico para la Medición de la Pobreza, el cual fue presentado por el gabinete social del gobierno foxista, el cual arrojó que en México viven alrededor de 56 millones de pobres, considerando en esta situación a aquellas personas que tengan un ingreso menor a 28 pesos diarios (poco menos de 3 dólares al día).
¿Por qué sacar a colación estas cifras?
Es sabido que el presidente Fox ofreció un crecimiento anual del 7 por ciento, cosa que jamás ocurrió y que finalmente se adujo, en primer lugar, a la recesión en las finanzas de los Estados Unidos, y en segundo lugar a los lamentables atentados del 11 de Septiembre del año pasado.
Esto habla, pues, de un enorme descontento y de una baja en la popularidad del Presidente de la República, y en ese sentido la visita de Wojtyla podría servir como una pequeña tregua para intentar devolver la fe y la esperanza en los mexicanos, los cuales, son en su mayoría, católicos romanos.
Tras la llegada del líder de la iglesia de Roma, el tránsito en la ciudad se tornó caótico: cortes vehiculares por aquí y por allá; numerosos contingentes de policías y calles y más calles cerradas incluso al paso peatonal. El Sistema de Transporte Colectivo Metro, implementó incluso un horario especial con corridas extra, para que la gente pudiera desplazarse con comodidad y tiempo hacia la Basílica de Guadalupe. Debido a esto, muchos negocios, oficinas y demás centros de trabajo tuvieron que ampliar el tiempo de tolerancia para que pudieran llegar a laborar los empleados.
Uno de los fenómenos que es de tomarse en cuenta es el ya mencionado, acerca de que uno de los objetivos de Juan Pablo II en México, era canonizar al indio Juan Diego, pero en primer lugar, miles de católicos no sabían qué era en realidad eso de la canonización y en segundo lugar el interés era ver de cerca de uno de los líderes mundiales que visitaba nuevamente tierras mexicanas, lo cual es muy probable que no se repita dada la mala salud y la avanzada edad del llamado "Papa".
Acerca de la historia del indio Juan Diego, flotaban las dudas sobre su existencia, lo mismo que la duda sobre la veracidad de los hechos supuestamente ocurridos en el cerro del Tepeyac tocantes a la aparición de la Virgen de Guadalupe.
Al respecto, hay que señalar que en caso de la no existencia del indio Juan Diego, estaríamos hablando de un tramado de mentiras para tratar de inducir a un pueblo eminentemente pagano como era el mexicano de los tiempos de la conquista, a las creencias que trajeron consigo los españoles, para "cristianizar" a los indígenas a través del sincretismo religioso, pues no hay que olvidar que el cerro del Tepeyac era el lugar donde se rendía culto a la diosa Tonantzin.
Sin embargo, podría caber la posibilidad de que la dicha aparición tuviera efectivamente un origen sobrenatural, pero, ojo: al decir "sobrenatural", no queremos con esto decir que sea algo divino, sino que bien podría tener un origen demoníaco.
LA REINA DEL CIELO
La Virgen de Guadalupe es una de las advocaciones de la Virgen María, quien, de acuerdo al Catecismo de la iglesia católica, publicado en Diciembre de 1992 por Juan Pablo II, la virgen fue"asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo y enaltecida por Dios como Reina del Universo, para ser conformada más plenamente a su hijo..." Posteriormente viene una nota de pie de página, donde se hace referencia a la proclamación del dogma de la "Asunción de la Bienaventurada Virgen María", por Pío XII (uno de los antecesores del actual Papa católico). Este Pío XII, publicó en su momento, la Constitución Apostólica Ad Coeli Reginam, sobre la realeza de María.
En este documento, dice entre otras cosas:
"Porque la Virgen María fue exaltada a ser la Madre del Rey de los reyes, con justa razón la Iglesia la honra con el título de Reina". Y más adelante declara lo siguiente: "... Dolorida junto a la cruz de nuestro Señor Jesucristo estaba Santa María, Reina del cielo y de la tierra".
No deja pues, de ser inquietante este título de "reina del cielo", no sólo por lo que significa en demérito de Dios como soberano, sino por algo más...
Encontramos un pasaje en el libro de Jeremías 7:18 lo siguiente:
"Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos para provocarme a ira".
En el capítulo 44:25 leemos:
"Así ha hablado Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, diciendo: Vosotros y vuestras mujeres hablasteis con vuestras bocas, y con vuestras manos lo ejecutasteis, diciendo: Cumpliremos efectivamente nuestros votos que hicimos, de ofrecer incienso a la reina del cielo y derramarle libaciones; confirmáis a la verdad vuestros votos, y ponéis vuestros votos por obra".
Situándonos en el contexto bíblico, podemos notar el rasgo idolátrico en la adoración a la "reina del cielo" mencionada en el texto bíblico. Esto viene a corroborarlo el sacerdote católico Serafín de Ausejo, en la Biblia publicada por la Editorial Herder con el imprimatur en Sevilla, con fecha 25 de Abril de 1971.
En lo referente a la "reina del cielo", aparece una nota al pie que dice así: "... es la diosa de la fecundidad, Astarté entre los fenicios (2 Re 23,13) e Istar entre los asirios y babilonios".
Sin entrar en mayores detalles, observemos que tanto Astarté como Istar eran deidades femeninas.
Es curioso entonces que, si los teólogos del catolicismo romano están conscientes de lo que significa el título de "reina del cielo" en las Escrituras, hayan decidido otorgarle tal título a la Virgen María.
EN PLENO
La visita papal estuvo cargada de una serie de situaciones controvertidas tales como la posible presencia del ex abad de la Basílica de Guadalupe, Guillermo Schulenburg, en la ceremonia de canonización de Juan Diego. Es necesario mencionar que, pese a que Schulenburg ocupó durante 33 años el cargo de abad guadalupano, se opuso fervientemente al reconocimiento de Juan Diego en tanto no fuera fehaciente su historicidad. Después, el arzobispo primado, Norberto Rivera, según se sabe, promovió en Roma que no permaneciera con tal característica. Schulenburg a la postre, se fue.
Fuera de las intrigas palaciegas en la lucha por el control de la iglesia católica en México, un suceso más vendría a prender los focos rojos en materia de relaciones entre la iglesia y el Estado.
Al recibir en el hangar presidencial al viajero polaco, el presidente Vicente Fox besó el anillo papal de Juan Pablo II, hecho que marca una controversia al romperse con el protocolo de un Estado laico. La Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados señaló que se haría un extrañamiento al Presidente de la República, pues, "mostró ser un jefe de Estado sumiso ante otro jefe de Estado". Sin embargo, funcionarios del gabinete presidencial, minimizaron el asunto comentando que la visita de Wojtyla no era de Estado. Nos preguntamos, sin embargo, si no se trataba de una visita de esta naturaleza, ¿por qué se realizó entonces la ceremonia donde se escucharon los himnos mexicano y vaticano?
El haber besado el "anillo del pescador", el cual se usa desde Eugenio IV, habiéndose inclinado para ello, era ni más ni menos que un signo de sumisión ante el jefe del Vaticano. Ralph Woodrow, en su libro "Babilonia, Misterio Religioso", cita a H.A. Ironside con respecto a esta joya que forma parte de las ocho insignias papales:
El Papa "es el sucesor directo del sacerdote supremo de los misterios babilónicos y el siervo del dios-pez Dagón, por quien usa, como sus antecesores paganos, el anillo del pescador". Woodrow explica la práctica común del sincretismo en el cuerpo doctrinal de la iglesia de Roma, por lo que bien existe la posibilidad de que, efectivamente, éste pudiera ser el verdadero origen del uso del anillo papal. Tomando en cuenta que, según los católicos romanos Pedro fue el primer Papa, Woodrow hace esta interesante observación: "... el apóstol Pedro nunca usó anillos de este tipo, como tampoco nadie se postró ante él para besarle el anillo. Lo más probable es que ni siquiera hubiera tenido uno, pues en cierta ocasión dijo: <> (Hechos 3:6)".
Encontramos también esta acotación del investigador Leopold Von Ranke en su libro "Historia de los Papas": "... el Papa ha sido colocado por Dios mismo a la cabeza de la iglesia como protector y jefe supremo. Por esto le corresponde la plenitud del poder espiritual, por eso la infalibilidad. Todo lo rige y nadie debe regirle".
UN HOMBRE CON PODER
Hay quien pudiera decir que hasta aquí, lo referente a la figura papal es exagerado y que los tiempos han cambiado; que Juan Pablo II es "un hermano del alma, realmente el amigo", tal y como se lo expresara el presidente Vicente Fox al darle la bienvenida al país. Lamentablemente, la historia muestra panoramas que hacen ver que las relaciones entre México y el Vaticano han tenido espinosos y no menos dolorosos desencuentros.
Destaca, por ejemplo, la emisión de la bula en la que el Papa español Alejandro VI (Borgia), concedía a la Corona de Castilla todas las tierras que aparecieran a un determinado número de millas al oeste de las islas Azores. Así que, lo que actualmente conocemos como México y gran parte de América, fueron "un regalo" del Papa a la Corona española.
Esta situación trajo consigo una serie de abusos por parte de los conquistadores para con los nativos, por lo que el obispo Fray Julián Garcés escribió una carta en 1537 al Papa Paulo III en la que señala entre muchas otras cosas que: "con tanto más conato y con tanto más alegre ánimo habemos de procurar recoger a los idólatras en Asia (sic), debajo de las banderas de nuestra profesión, cuanto vemos en Europa que se ejercita más la crueldad de los turcos para con los nuestros. De aquí saquemos es oro de las entrañas de la fe de los indios. Esta es la riqueza que habemos de enviar para socorro de nuestros soldados".
La conquista había sido un saqueo constante de las tierras arrebatadas a los indígenas y el trato a éstos era despectivo en cuanto a que ni siquiera se los consideraba del todo seres humanos.
La respuesta papal fue favorable y fue así que respondió emitiendo la bula Sublimis Deus donde se señala que: "los mismos indios que como verdaderos hombres que son, no sólo son capaces de recibir la fe cristiana..."; y agrega más adelante: "determinamos y declaramos por las presentes letras que dichos indios... pueden usar, poseer y gozar libre y lícitamente de su libertad y del dominio de sus propiedades, que no deben ser reducidos a servidumbre...", etc.
Otro caso, fue que durante la guerra de independencia de México, el Papa Pío VII en la encíclica Etsi Longissimo, lamentara: "los gravísimos perjuicios de la rebelión... contra nuestro amado hijo Fernando, Vuestro Rey Católico". Guadalupe Victoria, al asumir la Presidencia, trató de acercarse al Papa recibiendo una felicitación de éste en 1825 (4 años después de consumada la independencia) y el reconocimiento por parte del Vaticano hacia México como país independiente no llegó sino hasta ya entrado el año de 1836. Poco después, españa reconocería también la independencia de su antigua colonia.
Como podemos ver, los papas han tenido gran influencia en el desenvolvimiento de hechos políticos que han marcado el devenir del mundo tal y como lo conocemos y Wojtyla no es caso aparte, pues su influencia, tuvo que ver en mucho, en la caída de los sistemas socialistas en Europa.
INDIGENISMO OPORTUNISTA
Como comenté párrafos arriba, la situación económica de los indígenas mexicanos no es en absoluto encomiable y prueba de ello son las cifras ya presentadas. Es sabido en el mundo entero que el proceso de beatificación de Juan Diego, fue el paso previo para la posterior canonización. Es precisamente en ese ínter, que se comienzan a generar en el país diversos alzamientos indígenas en contra del Gobierno mexicano. Es entonces que comienza a darse difusión en materia de defensa de los indígenas y sus costumbres, así como una lucha para integrar a éstos a la sociedad y beneficiarse de los avances agropecuarios, médicos y educativos.
Es precisamente en Chiapas, cuna del movimiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), donde recientemente se llevó a cabo la ceremonia en la que el indígena tzotzil Marcelo Pérez Pérez fue ordenado sacerdote. La pregunta es: en más de 500 años de presencia católico romana, ¿apenas hubo un indígena digno de tal oportunidad? Y no lo decimos porque creamos que los indígenas debieran abrazar la doctrina católica como profesión de fe, sino porque al parecer el esfuerzo de los luchadores sociales de origen católico como Julián Garcés, Antonio de Montesino, Tomás Berlanga y Bartolomé de las Casas, apenas parecen haber tenido respuesta en cuanto a tomar en cuenta al indígena como humano y como creyente.
LA LIMPIA
Por lo anterior, no dejó de ser significativo que ahí, en la Basílica de Guadalupe, en la primera parte de la liturgia de canonización, se mostrara un ejemplo claro del sincretismo que enmarca al credo católico, al menos en México: entró un grupo de danzantes conocidos como "concheros" utilizando caracoles, cascabeles, plumas y copal.
Al día siguiente, en la ceremonia de beatificación de los indios zapotecas Juan Bautista y Jacinto de los Angeles, quienes fueran sacrificados por denunciar a idólatras hace más de tres siglos, de pronto, aparecieron un grupo de hombres y mujeres que ingresaron por un pasillo de madera y con manojos de yerbas en las manos, comenzaron a frotar como en una "limpia", el cuerpo del hombre venido del Vaticano. Ahí el punto a resaltar es que, a pesar de la supuesta tarea de evangelización por parte de los misioneros de las diferentes órdenes católicas, los indígenas parecían decirle al Papa en su propia cara: "no hiciste lo suficiente para hacernos entrar en tu sistema de creencias". Wojtyla apenas y atinaba a hacer la señal de la bendición a quienes estaban frente a él.
Fue curioso, sin embargo, que de los asistentes con entrada controlada al santuario guadalupano, apenas hubiera reducidos grupos de indígenas a los cuales no se les dio la misma atención que a los invitados especiales de capillas, a quienes además se les ofreciera un pequeño refrigerio, al cual no tuvieron acceso esa minoría de indígenas ahí reunidos.
El punto no es pues si el grupo religioso comandado desde el Vaticano ha cumplido bien o no sus funciones, sino que existe una realidad palpable que es la de un México sin Cristo, un México aún sumido en el oscurantismo de la creencia de un Cristo todavía clavado en una cruz, impotente y sangrante que tiene que delegar en otros (entiéndase los santos a través de las obras de súper erogación) lo que no puede hacer por sí mismo.
Es ahí donde nosotros tenemos que esforzarnos desde nuestras trincheras para mostrar no sólo al pueblo de México, sino a América Latina entera que Cristo vive y reina, que ya no está en la cruz y resucitó para el perdón de nuestros pecados. Esa es la asignatura pendiente y el reto que tenemos por delante quienes profesamos nuestra fe en él.
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