miércoles, 20 de agosto de 2014

Algunas Recomendaciones Para Finalizar el Año (Publicado originalmente el 24 de diciembre de 2007).

Algunas recomendaciones para finalizar el año
Por Héctor Marín Segura

El año 2007 ha sido intenso, un año realmente complicado y no exento de momentos terribles y hasta trágicos, sin embargo, podemos afirmar, como dicen las Escrituras, nosotros también podemos afirmar: "Eben-ezer, hasta aquí nos ayudó Jehová.
Queda pues, en lo personal, reflexionar sobre lo que fue un año donde murieron familiares y conocidos. También nacieron pequeñitos, y hubo tensión laboral y algún decaimiento físico.
En cuanto a la situación general que envuelve a México, 2007 se convirtió en un año en que las ejecuciones, los robos con lujo de violencia, el aumento del narcotráfico y la degradación moral aumentaron considerablemente.
La educación, el poder adquisitivo y la brecha entre ricos y pobres se hizo cada vez mayor y desde el poder calderonista se buscan ya, en este momento, alternativas para tratar de amortiguar el colapso económico que se avecina.
Siguiendo las pautas neoliberales, Felipe Calderón, quien ocupa el cargo de Presidente de la República, no piensa dar marcha atrás a ninguno de los puntos contenidos en el completamente desventajoso Tratado de Libre Comercio con Canadá y Estados Unidos y a partir de Enero se abrirá el capítulo agrícola, con lo que en un futuro nada lejano, México se verá invadido de productos alimentario extranjeros de bajo precio, entre los cuales seguramente habrá alimentos de origen transgénico, con consecuencias que podrían ser negativas para la salud de los consumidores.
Pero el objetivo de esta última entrega de la columna Espejo de 2007, no es presentar un panorama negativo ni fatalista de cara al año 2008.
Dado que alrededor del mundo, ya sea en las grandes o en las pequeñas ciudades, el espíritu de consumo se ha posesionado de lo que son estas fechas, como es el caso de la Navidad, quiero hacer algunas propuestas sobre cómo finalizar el año de la manera más adecuada.

CERO EXCESOS
Seguramente, y con justificada razón, la llegada de estas fechas te trae el deseo de probar aquellos platillos que sólo se degustan regularmente una vez al año: Pavo, romeritos (o revoltijo), bacalao, tamales, pasteles, lo que sea. No todas las familias pueden tener a su alcance los guisos típicos de la cena de Navidad, pero procuran tener lo que más esté a su alcance y que sea especial para todos los comensales.
La abundancia es algo que muchos desean y a grandes bocados, agregan grandes sorbos de bebidas: Cerveza, vino, sidra, brandy, tequila, etcétera.
Y después, la llenura, la indigestión, la pesadez, en peores casos, la diarrea, quizás. Mala forma de terminar una celebración.
Los excesos se dan no solamente en lo que a alimentación y bebida se refiere. A muchas personas suelen invitarlas a fiestas, en México son tradicionales las famosas posadas, y ahí vienen los desvelos, hay quienes no se divierten si no se quedan hasta el final de la fiesta, y si sumamos a esto un día tras otro, encontraremos a gente exhausta, cansada de tanto desvelo, que a final de cuentas tampoco es bueno para la salud.
Y qué decir de los cambios de temperatura. Diciembre es particularmente un mes de frío, quizá no tanto como lo es Enero, pero lo mejor es andar bien cubierto y no exponerse a una enfermedad de las vías respiratorias.
Tampoco está de más pedirte que tengas mucho cuidado con las luces de Navidad que colocas en tu casa, ya que pueden sobrecargarse y causar algún desperfecto en tu instalación eléctrica o hasta un incendio.
Cuida que los niños no jueguen con cohetes u objetos explosivos.

DESFILE DE SENTIMIENTOS
Con la llegada de la época navideña, mucha gente (todavía) llega a experimentar sentimientos diversos acerca de la vida, acerca de la propia época y sobre lo acontecido a lo largo del año.
Algunos alberga la esperanza de que las cosas serán mejores y que nos espera un futuro prometedor. Sin duda esto es algo digno de elogio ante un alud noticioso que pocas veces trae buenos augurios. Sin embargo, en el caso de los cristianos, debemos -aunque nos cueste trabajo-, pensar que las cosas pueden ser mejores, pues estamos en espera de que el niño que nace esta noche traerá su luz al mundo para traer justicia y paz.
Algunas personas, sin embargo, en estas fechas, albergan esperanzas que quieren cumplimentar a como dé lugar y fuerzan situaciones que quizá no deberían darse o que quizá no era el momento para propiciarlas: Jóvenes en busca de novi@, gente desesperada por hacer algún tipo de negocio que a la postre no resulta, niños que prácticamente obligan a sus papás a comprarles determinado juguete, etcétera. Caprichos, cosas dadas a la fuerza. Así que es mejor la paciencia.
Navidad y año nuevo también traen consigo el recuerdo de los que ya no están. Familiares, amigos, conocidos y compañeros que se nos adelantaron en el camino que como humanos estamos obligados a recorrer en cualquier instante. Y claro, vienen a la memoria las imágenes de esas personas y asoman a los ojos las lágrimas y los sentimientos encontrados.
No digo que no se recuerde a las personas muertas, pero hay que conservar un buen recuerdo y pensar que Dios ha actuado con justicia y sabiduría. Hay que aprovechar, mejor, el momento de estar juntos con los seres queridos y qué mejor si todos lo hacen bajo la premisa de un mismo sentir, que es tener a Cristo como Señor y Salvador.

PROPÓSITOS
Cada quien tendrá sus propios propósitos para el año que está por comenzar, y que pueden ser de cualquier tipo. No obstante, una de las cosas que creo que deberían ser consideradas, es tratar de superarnos en materia intelectual. No me refiero a que tengamos que inscribirnos a cursos especializados en alguna escuela, sino quizá podría ser algo como aprender a tocar algún instrumento, esforzarse por leer más, por conocer cosas diferentes, visitar museos, viajar aunque sea a lugares cercanos para salir de la monotonía y poder compartir algo diferente con nuestros amigos y conocidos.

LO ESPIRITUAL
¿Nació Jesús el 25 de Diciembre? Las evidencias bíblicas, el sentido común y algunos estudios sobre arqueología e historia parecen coincidir en que el nacimiento de Jesús no fue en esta fecha que celebraos con tanto regocijo. Luego entonces, ¿está mal celebrar la Navidad? Por supuesto que no. Mientras haya un momento, una oportunidad de recordar que alguna vez, una noche, un niño nació en Belén, para traer la paz y la salvación al mundo, nunca estará de más festejar tan feliz acontecimiento.
Vivir preocupándonos sobre si poner un nacimiento o un árbol en casa es correcto o no, es darle demasiada importancia a lo accesorio, a lo que en realidad no es sino un adorno para externar nuestra alegría.
Lo verdaderamente importante es considerar y entender con la mente, pero más en lo espiritual, la necesidad que tenemos de ese niño que se hizo hombre y murió por nosotros en una cruz para lavar nuestros pecados, por espantosos que estos fueran.

Goza estas fechas y nos vemos en la segunda quincena de enero de 2008. Escríbenos a revistaespejo@iglesiatriunfante.com , a columnaespejo@iglesiatriunfante.com , o a revistaespejonet@gmail.com .

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