miércoles, 20 de agosto de 2014

Lobos con Piel de Oveja Publicado originalmente el domingo 17 de julio de 2005).

Lobos con Piel de Oveja
Por Héctor Marín Segura

"Dios perdona hasta al peor de los criminales, a mí ya me perdonó. Por eso les pido me perdonen a todos los que alguna vez ofendí. Mi vida ya cambió, no soy el mismo de antes. Ahora, simplemente enfrentaré la verdad". La imagen en la televisión era la de un hombre fuerte, un tanto desaliñado y cansado. Era Alfredo Ríos Galeana, recientemente reaprehendido por la justicia en un fuerte operativo.
Inmediatamente reflexioné sobre lo que veía y pensé que este hombre, como tantos otros que pululan en nuestro pequeño mundo cristiano, no era sino un lobo con piel de oveja que utilizaba el nombre de Dios con cierta jerga utilizada por varios grupos cristianos, que en apariencia hablaba como quien ha sido transformado por el poder del Cristo crucificado y resucitado, pero que en sus obras demostraba todo lo contrario.

LA BLANCA PALOMA
¿Pero quién es este personaje? Para quienes no hayan leído la nota publicada en esta misma edición de ERE, tan sólo plasmaremos a muy grandes rasgos el ‘curriculum’ de este hombre cuya vida cambió, según él, al haber tenido un encuentro con Jesús:
  • Prófugo de la justicia mexicana tras fugarse de la cárcel en 1986, utilizando explosivos para dicho fin. En la acción hubo varios muertos y heridos.
  • Autor de cuando menos seis asesinatos de policías.
  • Tiene en su haber, 26 asaltos violentos a instituciones bancarias, secuestros, violaciones y otros ilícitos.
  • Su arresto, se debió a un incumplimiento de un procedimiento judicial en Estados Unidos, por lo que fue arrestado.
  • En ese momento, dio una identidad falsa.
Incluso, según fuentes extraoficiales, declararon que hace aproximadamente seis años, este hombre aparece en cintas de seguridad ‘supervisando’ asaltos bancarios.
Cierto. Lo que Ríos Galeana dice es completamente cierto. Dios perdona al peor de los criminales. Quienes confesamos nuestra fe en el Hijo de Dios, sabemos que no somos perfectos, sabemos que como humanos, podemos pecar, pero es entonces cuando debemos aferrarnos a Aquél que nos limpió de la inmundicia del pecado y salir adelante.
Si tú, querido lector, te das cuenta, esto no parece haber ocurrido en el caso del señor Ríos Galeana.
Supongamos, tratando de darle todo el beneficio de la duda, que es un "cristiano" recién convertido.
Una nueva criatura (2 Cor. 5:17) por muy nueva que sea, no tiene necesidad de una identidad falsa.

"DIOS YA ME PERDONÓ"
Pero ahí no termina la historia.
Me vino a la mente uno de los muchísimos tratados Chick, titulado "El Pistolero". En dicho tratado se narra la historia de Tomás "El Terrible", un asesino, quien llega a un poblado del viejo oeste, para cumplir con una misión: Matar al pastor del lugar, ya que a raíz de su llegada, la gente ya no se emborrachaba, no había ya juegos de azar y la prostitución había decaído, lo cual ocasionaba que el dueño de la cantina se fuera quedando sin clientela.
Posteriormente, Tomás asiste al servicio dominical para estar frente al pastor y poder matarlo. El sheriff descubre el plan, y llama a los guardias para rodear la iglesia, sin saber que a través del sermón, la vida de Tomás está cambiando, pues tiene un encuentro con Cristo, su Redentor.
Al terminar el culto, Tomás "El Terrible", confiesa a Jesucristo como su Salvador, sabe que sus pecados han sido perdonados y que al morir le espera estar al lado de su Señor en el Paraíso.
Afuera de la iglesia, un grupo de hombres fuertemente armados espera a Tomás y lo aprehenden, pues es un fugitivo de la justicia y tiene que responder por sus crímenes. Le espera la horca, sin embargo, Tomás está listo para el encuentro con el Dios vivo, el Señor de misericordia. Tomás es ajusticiado, pero minutos después de su muerte, es recibido en el cielo por el Hijo del Hombre para gozar de la vida eterna.
Como te habrás dado cuenta, querido lector, la historia del tratado Chick está completamente en concordancia con las Escrituras, Tomás fue salvo por la gracia de nuestro Señor Jesucristo, pero no huyó ni se disfrazó de viejita ni intentó cambiar de identidad para no ser juzgado. Antes bien, no se resistió, fue apresado y cumplió con la ley de los hombres, aunque esto le valiera la vida, tal y como dice la Biblia en Romanos 13:1-5: "1 Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 2 De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. 3 Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; 4 porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. 5 Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia". De manera que, las palabras de Ríos Galeana, en principio suenan muy bonitas y muy ‘cristianas’, pero en la práctica no corresponden con su actuar, por todo lo que hemos mencionado.

SEPULCROS BLANQUEADOS
Contra lo que pareciera, la vida cristiana no es sencilla, cuesta mucho trabajo crecer en la fe, debido a que los ataques del enemigo se hacen cada vez más fuertes. Satanás no quiere que vayas al cielo y por ello busca la manera de que peques aun siendo cristiano.
Como muchos dicen, y no lo hacen sin razón suficiente, Satanás trata de meterte la zancadilla para hacerte caer en la tentación: A través de la televisión; a través del uso o abuso que hagas del dinero; en fin... A través de todo aquello que te pueda alejar del Señor.
Sin embargo, muchas veces los embates no vienen de fuera, sino de dentro. ¿Qué quiere decir esto? Que a veces es la propia iglesia, la propia comunidad cristiana, la que aleja a los creyentes del camino que lleva al Señor.
No es nuevo, y hay que decirlo, hay quienes con el título de ‘cristianos’ abusan y medran con el trabajo de los demás para conseguir metas que nada tienen que ver con el amor a nuestro Señor y Salvador.
Pongamos el caso de Ernesto, director de un ‘ministerio’. Ernesto publica una revista y le adeuda varios meses al diseñador gráfico; no le paga a tiempo a sus empleados, con quienes además se comporta de manera por demás déspota; le adeuda a su casera, quien le ha aguantado el que no pague la renta desde hace meses y a quien le inventa miles de pretextos para seguirle debiendo, además de no tener el valor de hablar directamente con ella, sino que se escuda en su auxiliar administrativo para no darle la cara... ¿Es eso un cristiano?
Y por si fuera el colmo del cinismo, gracias a sus malos manejos financieros, la revista está en aprietos, por lo que Ernesto no tiene empacho en solicitar a través de un anuncio, que los hermanos ofrenden dinero para ‘poder seguir siendo de bendición’.
¿Puede haber bendición en un ‘ministerio’ como ese? Por supuesto que no.
Actitudes como la descrita arriba sólo pueden llevarnos a pensar en el pasaje de Mateo 23:27-28 que dice: "27 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. 28 Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad".

SEÑOR, SEÑOR
Y estos casos no solamente se dan entre esas ovejas descarriadas (o que quizá nunca han pertenecido al rebaño del Señor), sino que llegan a darse entre quienes se supone deberían guiar a los más pequeños en la fe.
El ‘pastor’ Cristian es un ejemplo. Tras un escándalo de faldas, tuvo que abandonar su lugar como pastor de la denominación a la que pertenecía, lo cual, sin embargo, no fue impedimento para que iniciara su propio ‘ministerio’, de manera que no dejase de ser ‘pastor’. A través de dicho ‘ministerio’, ha, según él, tratado de acercar a la gente a la Palabra de Dios, pero al mismo ritmo la ha alejado, ya que se ha visto que su interés principal es recoger ofrendas y conseguir nuevas "conquistas románticas".
Gente así es real, existe en las iglesias y confunde a quienes quieren realmente tener un encuentro personal con Jesús, a quienes realmente quieren ser perdonados por quien puede perdonarlo todo.
Al pensar en estos casos que te he comentado (Ríos Galeana, Ernesto y el ‘pastor’ Cristian), recordé algo de lo declarado por Ríos Galeana: "Déjenme decirles que Jesús cambió mi vida, déjenme decirles que por Él me retiré de esto, él transformó mi vida y también a ti te puede cambiar", y me vino a la mente de inmediato aquella porción de la Escritura que se encuentra en Mateo 7:21-23: "21No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad".

LA LEVADURA DE LOS FARISEOS
Sé que muchos de los lectores son nuevos creyentes o son gente que en algún momento de su vida espiritual se ha visto afectada por gente sin escrúpulos que, tomando como pretexto la Palabra de Dios, los ha confundido o quizá hasta abusado de ellos.
Este texto tiene como meta prevenir este tipo de situaciones, por lo que te exhorto, querido lector a que tomes en cuenta lo que dice Mateo 16:6: "6 Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos".
Esto quiere decir que Jesús quiere que abramos los ojos y no nos dejemos llevar por momentos de emocionalismo o por escuchar discursos muy doctos pero vacíos y sin sustancia.

No quiero que se piense que es un ataque a nuestra propia iglesia, ni mucho menos que me quiero erigir en juez o como ejemplo de perfección (porque no soy perfecto) sino que es tan sólo un llamado de atención y de autocrítica pensando especialmente en los más pequeños en la fe, para que no se dejen engañar y no se desanimen por lo que gente sin escrúpulos dice hacer en el nombre de Dios, sino que prosigan en su camino creciendo en la fe en Jesucristo como escribió el apóstol Pablo en su carta a los Filipenses (3:12-14): "12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús".

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