Racismo
Por Héctor Marín Segura
Por Héctor Marín Segura
Ridícula. Así me pareció la reacción de algunos sectores de la sociedad norteamericana sobre la emisión en México, de un timbre postal con la imagen del personaje de historieta conocido como Memín Pinguín.
Creado por la escritora Yolanda Vargas Dulché, Memín es un niño pequeño que cursa la primaria y que vive diversas aventuras en compañía de sus amigos. La mayoría de sus historias hablan de lealtad, compasión, perdón, amistad y, claro, un sinfín de travesuras y aventuras en las que participa este simpático niño de raza negra, más bien chaparrito y de mirada tierna.
Pues bien, que a nuestros vecinos del norte les ha parecido que la emisión de la estampilla es ofensiva y racista.
Dice la Palabra de Dios en casos como éste, en Mateo 7:3: "3 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?"
Si ha habido un país en el que históricamente se ha abusado de la gente de otras razas diferentes de la blanca, ése es Estados Unidos, donde, por poner ejemplos relacionados con la raza negra, durante mucho tiempo se impidió que actores negros participaran en películas. Eran los tiempos en que los actores blancos se cubrían la cara con betún para parecer como negros.
Asimismo, en el campo cinematográfico, durante años los actores "de color" fueron siempre relegados a papeles intrascendentes o condenados a aparecer en escenas en la que tenían papeles de sirvientes, mucamas, mozos, etcétera.
Luego entonces, extraña la ‘molestia’ que incluso líderes negros de Estados Unidos han externado por el timbre del simpático Memín.
MEMÍN
Para quienes no conocen a Memín dentro o fuera de las fronteras mexicanas, quiero decirles que no se trata de un comic en el que se denigre a la raza negra, por el contrario, Memín es el héroe de la historieta y tiene como características el ser un niño bien portado que trata de obedecer siempre a su mamá, aunque claro, como niño que es, es susceptible de hacer travesuras, de las cuales después se arrepiente. Nunca usa malas palabras o un lenguaje vulgar, en términos generales en un niño inocente, en el sentido de que no está preocupado por las cuestiones sexuales, sino que su interés es hacer su tarea, divertirse y jugar con sus amigos.
Nunca fui un asiduo lector de Memín Pinguín, pero las pocas veces que cayó en mis manos, encontré en él un personaje tierno, buen mexicano, buen hijo y respetuoso de los demás.
La molestia causada en diversos sectores norteamericanos, creo que se debe principalmente al desconocimiento que demuestran quienes se sienten ofendidos, de la cultura mexicana y de sus diferentes manifestaciones como lo es esta historieta surgida en la segunda mitad del siglo XX.
Puede también que se deba a las vejaciones y discriminación de que han sido objetos en su propio país, donde grupos como el Ku Klux Klan, cuyas ideas retorcidas los han llevado a realizar cualquier cantidad de maltratos y asesinatos de negros en los Estados Unidos de América.
Para muchos, y en gran parte tienen razón, México es un país racista a todas luces, una de las pruebas de ello es la situación de miseria en que miles de indígenas viven desde tiempos inmemoriales.
Grupos como los judíos, los musulmanes, los chinos y muchos más, han sido considerados como racistas, y aún en nuestros días sigue pensándose que en Alemania se practica el racismo (muchos siguen considerando "nazis" a los alemanes).
LAS RAZAS
Pero finalmente lo importante para Dios no es nuestro color de piel, nuestra condición social o nuestras ideas políticas. Dios nos considera a todos dignos por igual de alcanzar la salvación a través de Jesucristo. Si eres objeto de persecución o maltrato por tu color de piel, Jesús está listo para ayudarte, para protegerte y darte un lugar junto a Él en la eternidad, pídele que sea el Señor de tu vida y deja que Él haga el resto.
Jesús vino a salvar a todos y tiene amor para dar a negros, blancos y amarillos. Jesús es el amigo que nunca te recriminará tu apariencia, tu origen, ni tu nacionalidad.
Que Dios te bendiga.
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