miércoles, 20 de agosto de 2014

Gracias a Dios (Publicado originalmente el domingo 29 de agosto de 2004).

Gracias a Dios
Por Héctor Marín Segura

"Por favor" y "gracias", son frases elementales que nos enseñan desde niños. "Por favor" denota cierta humildad para pedir las cosas, para solicitar que algo que deseamos nos sea concedido. "Gracias" viene siendo una forma de reconocer que se nos ha ayudado, es la forma verbal que externamos para hacerle saber a quien nos hace un favor, que su ayuda nos fue de utilidad y que gracias a su intervención logramos nuestro objetivo.
Las razones para emplear estos vocablos pueden ser bien bien simples: desde pedirle a alguien que por favor nos pase una servilleta o bien la necesidad de solicitar un préstamo o qué sé yo.
A veces, sin embargo, olvidamos dar las gracias.
Hay gente de la que seguramente pensamos que no fue agradecida con nosotros o quizá nosotros hayamos sido desagradecidos con alguien que nos echó la mano cuando le necesitamos.
Así ocurre también cuando hablamos con Dios.
La pregunta puede sorprender, pero... ¿cuántas veces al día le das las gracias a Dios por lo que te da? El te ha dejado hasta el día de hoy, y al menos hasta este momento, respirar, vivir y leer estas líneas.

MI EXPERIENCIA
Nací en un hogar católico romano, con unos padres casi nada apegados a la fe que dicen profesar. Me enseñaron a rezar, a recitar frases hechas, pero nunca a comunicarme con el Padre celestial; me enseñaron a declararle, pero nunca me dijeron que podía platicar con El, confiarle mis problemas, angustias y necesidades.
Me enseñaron que era Todopoderoso y muy enojón nuestro Dios. Y precisamente como era Todopoderoso, me enseñaron a pedirle, a rogarle, incluso, que me ayudara en mis cosas, El podía hacerlo todo, pero nunca recuerdo haberle pedido nada por favorni mucho menos recuerdo que me hayan enseñado a darle las gracias. Dios por ser Dios seguramente no se molestaría en que mi plática con El fuera para pedir, pedir y pedir.
Recuerdo en mis años de niño (porque por increíble que parezca, también tuve niñez), que de algún modo que desconozco, una Biblia llegó a la casa.
Claro, era una Biblia católica para niños con el nihil obstat y el imprimatur correspondientes llamada "La Biblia Contada a los Niños", traducida al español por el doctor José Zahonero Vivó. Menciono esta publicación porque de ahí leí algo que me impactó para siempre. Se trataba de una pequeña oración de agradecimiento a Dios por los alimentos y que dice así: "Gracias, Señor, por estos alimentos. Amén".
Y digo que esta frase me impactó hondamente porque hasta estos días, en la casa de mis padres no se le agradecen los alimentos a Dios.
Creo, ahora que escribo estas líneas, que esta fue una de tantas cuestiones que me llevaron a alejarme (por cierto, gracias a Dios) de las enseñanzas de la religión de mis padres, y saber que Cristo tenía un camino diferente trazado para mí.

LA SEÑORA YOLANDA
Doña Yolanda es una señora que solía ayudar en el aseo de la casa a mi esposa hace algunos años (cuando se podía pagar ese tipo de ayuda). Recuerdo la cara de asombro y casi estupor cuando, en una ocasión, estando a punto de comer, la señora Yolanda vio que orábamos agradeciendo los alimentos al Señor.
Sus palabras inmediatas fueron: "Ustedes no son católicos, ¿verdad?" Mi esposa y yo asentimos.
Ella continuó: "Sí, lo noté porque ustedes dan las gracias por los alimentos".
No generalizo, hay católicos que sí agradecen a Dios por los alimentos que se llevan a la boca para poder vivir, pero son los menos.
Pero la finalidad de este tema no es sobre las costumbres católicas, la cosa es, ¿te acuerdas de dar gracias a Dios por lo que pasa en tu vida?

MOTIVOS DE AGRADECIMIENTO
Pudiéramos pensar que a lo mejor un gran acontecimiento favorable en nuestras vidas pudiera ser como para dar gracias a Dios:
-Haber conseguido un empleo.
-Obtener un aumento de sueldo.
-La venida al mundo de un nuevo miembro de la familia.
-El salir avante de una difícil prueba escolar.
-Haber conseguido salir con la chica más bonita de la escuela.
-Haber ganado un partido de futbol.
Y debe haber más.
Pero ¿se circunscribe sólo a las "grandes" ocasiones el motivo para dar gracias a nuestro Padre en los cielos por lo mucho que nos da?
Estamos siendo agradecidos con Aquel que nos ha dado todo sin merecerlo y que por si fuera poco dio la vida de Su único Hijo para nuestra redención?
La Biblia, la Palabra de Dios, el "Manual del Fabricante", como le llaman algunos, nos muestra varios motivos por los cuales estar agradecidos con Dios.
Deuteronomio 6:10-12, dice, por ejemplo: "10Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob que te daría, en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste, 11y casas llenas de todo bien, que tú no llenaste, y cisternas cavadas que tú no cavaste, viñas y olivares que no plantaste, y luego que comas y te sacies, 12cuídate de no olvidarte de Jehová, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre". No sé a ti, pero ¿no acaso has rogado a Dios por conseguir un lugar donde vivir? ¿Y acaso no te ha pasado que una vez que has obtenido algo no has dado las gracias? Si este no es tu caso, te felicito, has hecho bien, pero sé que debe haber quienes no lo han hecho. Esta cita bíblica puede que sirva como un recordatorio de que es Dios quien consigue los beneficios que nosotros gozamos.
El Salmo 35:18 nos enseña que la manifestación pública de nuestra fe es muestra de lo agradecidos que estamos con el Señor:
"18Te confesaré en grande congregación; Te alabaré entre numeroso pueblo".
Volviendo al tema de los alimentos que nos dan fuerza para la jornada diaria, leemos lo siguiente en Juan 6:11:
"11Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían". Es Jesús quien nos pone el ejemplo de agradecer por los alimentos.
Por la bondad y misericordia de Jehová Dios (Salmo 106:1):
"1Aleluya. Alabad a Jehová, porque él es bueno; Porque para siempre es su misericordia".
Por la Biblia, pues nos la ha dado para que sepamos lo que quiere Dios de nosotros ((1 Ts. 2:13):
"13Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes".
Porque quienes nos sabemos salvos a través de Cristo, tenemos certeza de la resurrección (1 Co. 15:54-57):
"54Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. 55¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 56ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. 57Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo".
Por el regalo de Cristo (Ro. 7:23-25):
"23pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? 25Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado".
Por ser señalados para el ministerio (los que hemos tenido tal privilegio y tal honor, 1 Ti. 1:12):
"12Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio".
Por los recursos para suplir las necesidades del cuerpo (Ro. 14:6-7):
"6El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. 7Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí".
Y muy especialmente lo que aparece a continuación y que proviene de Efesios 5:20:
"20dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo". Así, que debemos dar siempre gracias a Dios por lo que acontece en nuestra vida, porque aunque a veces no entendamos Sus designios, sabemos que tenemos un Dios justo que no actúa en nuestra contra sino que lo hace conforme a lo que quiere de nosotros.
Puede que haya períodos de pruebas en los que nos sintamos abatidos, decepcionados, abandonados de la mano de Dios, pero aun en los malos momentos, si somos objetivos, si somos justos, debemos reconocer que Dios nos da todo y aun más de lo que realmente merecemos.

ERE, MEDIO AÑO
Es una ocasión especial y un motivo para dar gracias a Dios por estos primeros seis meses de vida de Espejo Revista Electrónica. Sabemos que hay mucho más por hacer. Nuestro medio es joven y aunque a veces pareciera que nuestro esfuerzo es muy poco y que no hay los ríos de lectores que quisiéramos, sabemos que esto se dará poco a poco con la ayuda de Dios y brindando nuestro mejor esfuerzo en presentar artículos interesantes y de bendición para nuestros hermanos.
Damos gracias a Dios por este tiempo que hemos compartido con los lectores, y esperamos seguir por mucho tiempo en la red al servicio de la obra de Dios.
No quiero dejar pasar la oportunidad de agradecer a quienes se han comunicado con nosotros para sugerir temas y hacer precisiones incluso ortográficas en alguna ocasión. Sus comentarios, críticas (porque no le tememos a la crítica) y sugerencias son bienvenidas.
Gracias también a nuestras colaboradoras, por la confianza que depositan en este ministerio para mandar textos que sabemos están inspirados por la Palabra de nuestro Dios.
Quiero igualmente agradecerle al Señor por mi esposa, quien ha hecho labores de articulista, auxiliar de redacción, editora y casi hasta de secretaria, confiando en que lo que hacemos vale la pena llevarlo a cabo.
Mi sincero agradecimiento a La Piba, el sostén materialmente hablando, de este joven ministerio, pues ha confiado en nuestro trabajo y lo ha apoyado sin pedir nada a cambio.
Nos queda un largo camino por recorrer, y espero, querido lector, que estés con nosotros pues si hacemos esto es para que te lleves algo que sea de beneficio para tu vida espiritual, intelectual y emotiva. Recuerda que estamos en espera de tu contacto a revistaespejo@iglesiatriunfante.com o a columnaespejo@iglesiatriunfante.com

¡Hasta la próxima!

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