Recomendaciones Para el Empresario Cristiano
Por Héctor Marín Segura
El 15 de Noviembre de 2003, en este mismo espacio, presenté un artículo titulado "¿Ministerio o Empresa?" en el que hablaba sobre cómo se conducen tanto los empleados como los patrones de diversas empresas cristianas en las cuales se confunde lo que es un ministerio y un negocio.
En esta ocasión, y atendiendo a solicitudes de gente que ha externado su sentir respecto al aspecto laboral y cómo hacer que un negocio cristiano logre prosperidad con base en un aspecto organizacional sano, es que me atrevo a hacer las siguientes consideraciones, no sin antes advertir que no soy administrador de empresas y puede que mi visión del tema sea limitada.
Sin embargo, como muchos lectores, he sido trabajador al servicio de diferentes patrones y he podido percibir los aciertos y errores cometidos en una empresa. Es con base en esa experiencia, y con la mejor intención, dejo este artículo para ser considerado por ustedes. Pero no sólo eso, no quiero recurrir al empirismo puro al realizar este artículo, ya que esto sería poco profesional, así que he decidido basarme en algunos conceptos del profesor Fernando Cacho, tomados de su libro "Organización de Oficinas".
OBJETIVO
Actualmente he notado un aumento de negocios que surgen por todos lados en los cuales se nos hace saber que se trata de "empresas cristianas", al hojear las páginas del Gratuito Plus, publicación líder entre cristianos que ofrecen sus servicios, se pueden apreciar la serie de ofertas que hay para el público consumidor.
Todas van encaminadas a cubrir diferentes necesidades, así que, un primer paso para constituir una empresa, debe ser fijar con claridad su giro, la clase de productos que se venderán o distribuirán y qué se pretende lograr. No hacerlo será dar palos de ciego por el simple hecho de no haber realizado con anterioridad este pequeño ejercicio.
Si pensamos que este tipo de situaciones se dan solamente entre las empresas pequeñas, veremos que esto no es verdad.
Por ejemplo, la empresa de televisión de paga Multivisión, surgió en la Ciudad de México como una alternativa ante la pésima programación de televisión abierta, y como una respuesta a quien entonces tenía el monopolio de la T.V. de paga: Cablevisión.
Multivisión comenzó ofreciendo un servicio que constaba de un decodificador y una antena, con dos diferentes opciones programáticas: se podían alquilar cuatro u ocho canales. Obviamente la tarifa era distinta y el plus era tener la posibilidad de contratar pagos por evento o pay per view. Este sistema era verdaderamente caro, e iba dirigido a un sector de la sociedad mexicana con características como las siguientes:
- Debía contar con una tarjeta de crédito para poder contratar el servicio.
- Podía pagar su equipo de contado o a través de un arrendamiento financiero (esto costaba hace más de 10 años, una cantidad que aún es difícil de pagar para el grueso de la población).
Esto, entre otras cosas.
- Debía contar con una tarjeta de crédito para poder contratar el servicio.
- Podía pagar su equipo de contado o a través de un arrendamiento financiero (esto costaba hace más de 10 años, una cantidad que aún es difícil de pagar para el grueso de la población).
Esto, entre otras cosas.
Así, el consumidor de Multivisión tenía un perfil muy marcado, ya que se trataba de un servicio dirigido a gente de clase media y clase alta que no contaban, por ejemplo, con antena parabólica.
Si por puro sentido común definimos que apenas un muy pequeño sector de la sociedad contaba con las características para ser cliente de esta empresa, deduciremos que se trataba de un servicio muy limitado en cuanto a número de clientes se refiere, cosa que para un negocio, no siempre es costeable.
Multivisión decidió "llegar al pueblo" a través de diversos sistemas en los que ofrecía siete canales. Para ello, tuvo que hacer ajustes tarifarios que no hicieran sentir afectados a los clientes que habían pagado más por el servicio, ya que estos sistemas de siete canales eran más baratos al no contar con el decodificador.
Hubo un boom y prácticamente en cada casa, especialmente en las zonas de clase media y clase media alta, se veían las antenas de Multivisión, las cuales se distinguen por su forma de parrilla.
Durante un tiempo estuvieron ofreciendo esta opción, pero no tardaron, por razones económicas en aumentar la renta mensual a los clientes, lo cual ocasionó que muchos cancelaran.
No obstante esto, la empresa requería recuperar sus equipos (las antenas) pero no quería perder clientes. Así, les ofreció a quienes no contaban con el decodificador, darles uno "para darles la oportunidad" de escoger la programación a su gusto (lo cual no era sino una verdad a medias). Esto, representaba una supuesta ventaja para el cliente y al mismo tiempo un aumento en los ingresos de la televisora.
No seguiré más con este ejemplo, querido lector, pero creo que habrás notado la indefinición en el objetivo de esta empresa, ya que hasta la fecha, sigue dando tumbos en cuanto a su política, y esto se ha notado especialmente en que después de haber tenido a disposición del público más de 20 canales, actualmente ofrece poco más de 10, lo que habla de un descenso en su oferta y su calidad, la cual ya ha sido superada por las compañías que ofrecen T.V. de paga con señal de satélite.
Así pues, hay que tener claridad en el objetivo, para que no ocurran casos como el de Multivisión.
MATERIAL DE TRABAJO
Para brindar un servicio de calidad, debemos contar con los elementos que van a servir para esa función. No sólo debemos contar con las máquinas de oficina o taller necesarias para nuestras labores, sino que si nos dedicamos a la venta de libros, debemos asegurarnos de contar con los suficientes ejemplares de cada título o en su defecto cerciorarnos que podemos conseguirlos en caso que nos los solicitaran.
El tener bien surtido nuestro negocio, atraerá más clientes.
Hay otras empresas en las que se ofrecen otros servicios como el brindar espacios para publicar anuncios. Debemos asegurarnos que, efectivamente, podamos contar con esos espacios sin afectar el contenido de nuestra revista o periódico. Ya lo había comentado antes, hay publicaciones que no se sabe si son catálogos, periódicos, folletos publicitarios o qué intentan ser, ya que están plagados de anuncios por todas partes. En el medio cristiano hay ejemplos de ello.
Hay que tomar en cuenta si se sacrifica la información por dar lugar a un anunciante o si se respeta la línea editorial para ofrecer un producto equilibrado entre publicidad e información.
JERARQUIAS
Aun cuando ante los ojos de Dios todos somos valiosos, hay que recordar que el mismo Dios eligió a determinados hombres para realizar su obra. Sólo hubo un Moisés, un José o un David.
Todos quisiéramos ser jefes, pero no siempre todos contamos con las características para serlo. Es por ello muy importante que la gente a la que se escoja para realizar una actividad determinada, tenga la capacidad de poder resolver una situación adecuadamente. Ojo: Darle a un puesto a alguien por tener bonitas piernas o por ir vestido con ropa de marca, no es el mejor criterio de selección.
Aquí, hay que hacer hincapié en que los puestos en los que se toman decisiones, deben establecerse con un criterio que les permita la libertad de poder llevar a cabo una u otra acción, ya que no tiene caso que se ponga a una persona en un nivel jerárquico alto, si no va a poder ejercer adecuadamente sus funciones.
Hay jefes que bajo la idea de que son quienes pagan y por lo tanto tienen la última palabra, nunca están conformes con las decisiones adoptadas por sus empleados, aun cuando muchas veces éstas sean buenas. O los hay quienes delegan la toma de decisiones, pero siempre piden ser consultados, lo que resta autoridad ante los subordinados y al mismo tiempo retrasa la funcionalidad en el trabajo. Hay que entender que si se puso a un empleado en determinada posición, es porque se tiene confianza en que logrará desempeñarse correctamente, no se trata de poner títeres, sino de hacer eficiente el trabajo.
Claro, tampoco se puede permitir que cada empleado haga lo que mejor le plazca, pero estamos hablando de delegar una función definida a una persona que habrá de ejecutarla y reportar resultados a quien sea su jefe inmediato. Por ello, el puesto debe estar bien definido antes de ser ocupado, quien lo ocupe, deberá estar seguro de qué funciones realizará, cuáles serán sus responsabilidades y ante quien habrá de reportar su trabajo.
La mayoría de las empresas cristianas son familiares, así que esto que planteamos pareciera muy sencillo, pero en la práctica no lo es tanto, por ello es indispensable definir las jerarquías y las funciones que tendrá cada individuo.
EMPLEADOS MILUSOS... ¡¡NO!!
Hay empresas en las que el intendente, el contador, el secretario, el mensajero y el conserje son la misma persona.
Son muchos los motivos por los que esta situación se llega a dar, he aquí algunos:
- No hay dinero para contratar más empleados.
- Se tiene confianza en la capacidad de esta persona.
- Puesto que existe alguien que puede hacer el trabajo de cinco, ¿para qué buscar más empleados?
- Así son las condiciones, si no las quiere aceptar este empleado, hay afuera en la calle miles de desempleados gustosos de hacer esto por la mitad de sueldo.
- No hay dinero para contratar más empleados.
- Se tiene confianza en la capacidad de esta persona.
- Puesto que existe alguien que puede hacer el trabajo de cinco, ¿para qué buscar más empleados?
- Así son las condiciones, si no las quiere aceptar este empleado, hay afuera en la calle miles de desempleados gustosos de hacer esto por la mitad de sueldo.
Trataremos de no ser malpensados y suponer que se tiene confianza en la capacidad de una persona. Sin embargo, la multiplicidad de actividades no permite que el empleado se concentre bien en su trabajo, pues tiene varios quehaceres que además son variados.
Lo que queda es distribuir el trabajo de manera equitativa y/o hacer el esfuerzo por contratar más personal.
He oído a muchos empleados frustrados que en tono burlón dicen: "me dieron un aumento", uno se imagina que las percepciones económicas de este individuo se acrecentaron, pero somos sacados de dudas:
- "Ja, me dieron un aumento, pero de trabajo".
Y es que es verdaderamente frustrante realizar una actividad sin que haya un incremento proporcional en el bolsillo. Esto sólo crea empleados insatisfechos que trabajan sin el famoso "amor a la camiseta" que tanto exigen los patrones en las empresas. Es decir, a un aumento de trabajo o de responsabilidad, debe corresponder su equivalente económico.
COMUNICACION
El auxiliar administrativo Arturo Gómez, quien trabajó para un periodiquito cristiano de la Ciudad de México, me comentó que una de sus incomodidades laborales en ese lugar, era el tener que adivinar lo que su jefe se propondría hacer al día siguiente. Especialmente, como ya comenté, porque se trata de un negocio familiar en el que también la mamá del director daba órdenes y muchas veces se contraponían a las de éste, lo que llevaba a la confusión a los empleados y al mismo tiempo creaba conflictos extralaborales.
¿Qué ocurría? Que se daba uno de los vicios más usuales en las empresas: la falta de comunicación.
Muchas veces se tomaban decisiones que eran tomadas "en las alturas", sin que se les informara a los empleados y esto creaba conflictos innecesarios, desorden y desconfianza, ya que, comentaba Gómez, a veces no sabía a quién hacer caso, si al director o a la mamá de éste.
Es indispensable que haya acercamiento entre subordinados y jefes, con el objeto de atacar todas las fallas que pudieran darse al momento de estar realizando las labores.
Por ejemplo, los empleados son quienes dan la cara y conocen más de cerca las necesidades de los clientes al tener trato directo con ellos. Hay directivos que están preocupados con estadísticas, planes de trabajo, estrategias de mercado y demás, pero no conocen las necesidades de sus consumidores.
Puede haber servicios o artículos muy eficientes y modernos que nos gustaría comercializar u ofrecer, pero si no tomamos en cuenta las necesidades de nuestra clientela, difícilmente obtendremos los recursos que deseamos, esto, muchas veces por no escuchar a los empleados, quienes hacen de portavoces del cliente.
Asimismo, en lo tocante a la comunicación entre jefes y subordinados, debe prevalecer la barrera de respeto, sin que esto se convierta en una relación unilateral en la que el jefe ordena y el empleado debe obedecer. Es decir, esto no está mal, ya que hemos hablado del establecimiento de jerarquías, pero hay que dar la oportunidad de escuchar opiniones diferentes, propuestas que podemos o no aceptar pero en las cuales el empleado pueda exteriorizar sus pensamientos, los cuales pueden ser de gran ayuda. Quien piense que sólo los grandes asesores de renombre internacional tienen la verdad en sus manos, está completamente perdido, ya que podemos sacar provecho de las personas con quienes convivimos a diario, aun sin quererlo.
Algo más, hay que ser tolerantes con las opiniones que no coinciden con la nuestra, no hay por qué entrar en discusiones estériles, hay que escuchar y ya después llegará el momento de corregir. Un llamado de atención a un empleado debe ser preferiblemente en privado, nunca debe tratar de "exhibirse" al que falla, porque esto sólo trae malestar entre los empleados.
Este respeto debe también considerar las horas de comida, los días de descanso y todas las actividades fuera del trabajo, de manera que el subordinado sienta que tiene vida propia, que no es un esclavo y que cuenta con momentos de respiro para salir de la atmósfera laboral.
Habría quizás más temas que tocar, pero planteamos únicamente estos a su disposición, especialmente con la finalidad de dar pie a la reflexión por parte de quienes ofrecen un bien o servicio dentro o fuera de la comunidad cristiana, lo cual debe ser siempre con calidad y el genuino objetivo de servir a los demás, como dice 1 Co. 10:24: "Ninguno busque su propio bien, sino el del otro".
Esto no quiere decir que entonces no debamos ganar dinero por nuestro trabajo o que no se deba pagar a los empleados, o que debemos regalar nuestros productos a quienes los soliciten. No. Lo que quiere decir, y tenlo presente, es que hay que hacer bien nuestro trabajo, pues como cristianos no sólo servimos a clientes, sino que también somos siervos de Dios.
Hasta la próxima.
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