miércoles, 20 de agosto de 2014

Crónica Guadalupana (Publicado originalmente el 20 de diciembre de 2004).

Crónica Guadalupana
Por Héctor Marín Segura

Como parte de mi trabajo secular, la semana pasada tuve que estar trabajando en los alrededores de la Basílica de Guadalupe, precisamente en los días en que dicho lugar se hallaba atiborrado de gente que llegaba al referido santuario mariano con el fin de ver a la "virgencita".
Espejo Revista Electrónica (ERE)es sin duda un medio de comunicación cristiano en pleno crecimiento, pero ya contamos cada vez más con un mayor número de lectores.
Es por eso, que en ERE te queremos presentar las vivencias de lo que pude apreciar en torno a la celebración de un año más de la aparición de la "virgen morena" en el cerro del Tepeyac ante los ojos del indio Juan Diego.

UNA PERSPECTIVA HISTÓRICO-SOCIOLÓGICA
"Los mexicanos somos guadalupanos". Así rezaba un desafortunado cliché en el que se aseguraba que cada individuo que nacía en México era sin duda, un nuevo partidario del culto de la virgen de Guadalupe, de la cual ya hemos hablado con anterioridad.
Para quienes no están familiarizados con el tema, les diré sucintamente que dicho culto parte de la leyenda (la cual no ha sido debidamente comprobada históricamente) de que un día, un indígena llamado Juan Diego, vio una aparición de una "virgen" de color cobrizo (como lo es la piel de la gente del pueblo de México) la cual, la iglesia Católica pretendió hacer creer que era ni más ni menos que la mismísima virgen María bajo una apariencia diferente.
Esto generó que con el tiempo se erigiera un santuario especial para rendir homenaje a la imagen de aquella aparición, la cual supuestamente quedó plasmada en un manto que llevaba el indio Juan Diego, y la cual permanece en exhibición en la llamada Basílica de Guadalupe, enclavada en el cerro del Tepeyac, lugar donde, por cierto, ya en tiempos anteriores a la conquista española, se rendía culto a la diosa Tonantzin. ¿Casualidad? ¿Una forma más de sincretismo? O, como yo creo fervientemente... Un fenómeno sobrenatural obra de Satanás para perdición de millones de almas de mexicanos que ignoran que el único redentor es Cristo Jesús.
La cuestión es que la religión católica se impuso en nuestro país a través de la mezcla entre las creencias indígenas y las españolas (sincretismo) dando origen al catolicismo tal y como se conoce en México y varios países de América Latina. La "virgen" de Guadalupe vino a ser parte de la integración de los aborígenes a la vida religiosa y que los identificaba con sus conquistadores españoles.
La popularidad de la "virgen" de Guadalupe fue en aumento, especialmente por la proclividad de los indígenas a tener preferencia por la adoración de figuras femeninas, así que la guadalupana se insertó rápidamente en la fe de muchos que quisieron "... encontrar un regazo. La Virgen es el consuelo de los pobres, el escudo de los débiles, el amparo de los oprimidos. En suma, es la Madre de los huérfanos. Todos los hombres nacimos desheredados y nuestra condición verdadera es la orfandad, pero esto es particularmente cierto para los indios y los pobres de México. El culto a la Virgen no sólo refleja la condición general de los hombres sino una situación histórica concreta, tanto en lo espiritual como en lo material. Y hay más: Madre universal, la Virgen es también la intermediaria, la mensajera entre el hombre desheredado y el poder desconocido, sin rostro: el Extraño"1.
Lo descrito por Octavio Paz es una de las partes más visibles del culto guadalupano: La sensación de desprotección que siente el mexicano común y corriente, ya que la desigualdad social no es cosa del sexenio foxista o culpa del priísmo, sino una condición que ha prevalecido desde tiempos inmemoriales.
De ahí que la mencionada popularidad de la "virgen", fuera aprovechada por Miguel Hidalgo y Costilla, cuando dio inicio la guerra de Independencia de la nación, ya que la imagen de la guadalupana fue el estandarte empleado por el cura independentista para aglutinar grandes contingentes y, sin querer, crear el que hasta hace algún tiempo fuera considerado un símbolo de la mexicanidad.
Gracias a Dios, el número de fieles católicos romanos desciende día con día en México, y cada día son menos las personas que se identifican con los valores católicos como para atreverse a decir que el catolicismo es un signo de mexicanidad o un sello cultural que describe a nuestro país.

LETAL IGNORANCIA
Con todo, no deja de ser impresionante ver los ríos humanos que se enfilan entre el 10 y el 12 de Diciembre con rumbo al santuario guadalupano. Es impactante enterarse de tanta gente que viaja decenas o cientos de kilómetros muchas veces a pie tan sólo para estar algunos minutos dentro de la Basílica para contemplar el manto con la imagen estampada de la "virgen". Miles de peregrinos sufren todo tipo de inclemencias y peligros en el camino y muchas veces ni siquiera saben exactamente ni a qué ni por qué van a rezarle a la susodicha imagen. Fui testigo de cómo miles de peregrinos pernoctan a las afueras de la Basílica ya sea en el suelo o sobre pedazos de cartón improvisados como petates (rollo de palma que sirve como cama) donde acurrucados, duermen.
Bien dice cierto refrán que "el que no conoce a Dios ante cualquier palo se hinca", la ignorancia de los fieles católicos respecto de sus propias creencias es estruendosa no sólo por el desconocimiento en sí de que están siendo víctimas de un engaño, sino porque este engaño los llevará a la perdición espiritual, a la condena. De ahí la importancia apremiante de que prediquemos el evangelio de la salvación en Cristo Jesús.

LOS "ARTISTAS"
Pero para muchos otros no es el fervor religioso lo que los motiva a acercarse al santuario guadalupano, sino la devoción a las estrellas del star system mexicano. Las estrellas de la T.V. Desde las épocas doradas de la televisión mexicana, la televisión supo capitalizar el guadalupanismo de muchos mexicanos, y se dio a la tarea de hacer del fervor religioso una oportunidad de promover a los artistas de moda para que le fueran a dar "serenata a la Morenita del Tepeyac". Mucha gente con la "ilusión" de ver de cerca de los "artistas", se agolpa y empuja para ver a esas estrellas prefabricadas por el sistema comercial televisivo que no son otra cosa de ídolos ante los cuales la masa rinde veneración.
De ahí que si la gente no va propiamente a ver a la "virgencita" sino a ver a los "artistas", aplica perfectamente la siguiente frase escrita por Manuel Vázquez Montalbán en su libro "Panfleto Desde el Planeta de los Simios": "Los dioses se han marchado, nos queda la televisión"2. El poder aleccionador de la televisión queda demostrado al ver a una gran masa de individuos agolpados esperando poder ver aunque sea un poquito a esos seres que aparecen en la pantalla televisiva para poder comprobar que son reales y poder decir a los cuatro vientos que estuvieron cerca de ellos.

MISERIA
Lo anterior nos habla de una parte muy grande del pueblo sumergida en una enorme miseria no sólo económica (por cierto, el diario La Jornada publicó información transmitida por la cadena de noticias estadunidense CNN respecto a que "cerca de la mitad de la población mexicana vive en la pobreza; 10 por ciento de los indigentes sobrevive con un dólar al día, a pesar de que la nación tiene una vasta riqueza...").3 El mexicano es uno de los pueblos que menos lee y donde la educación es de baja calidad. La miseria económica y educativa inciden en una moral igualmente degradada que basta sondear al subirse al transporte colectivo y escuchar las pláticas –especialmente entre los jóvenes- donde los temas recurrentes están relacionados con los vicios (el uso y abuso del alcohol y otras drogas), la promiscuidad y la falta de respeto hacia los demás.
Muchos de los miserables de México se inclinan ante la guadalupana pidiéndole el favorcito y algunos otros (los menos) acuden para darle las gracias por favores recibidos, por lo que se encuentran listos para hacer alguna "manda" (realizar algún sacrificio económico en retribución al bien recibido). La miseria se refleja en el desconocimiento de esos "fieles" que creen que con portar una estampita o un crucifijo llenarán el vacío espiritual que anida en sus almas, un vacío que Jesús puede llenar, pero ellos lo desconocen.

EL ABUSO
Y si es cierto que la gran, inmensa mayoría de quienes acuden al recinto del Tepeyac son gente de estratos sociales golpeados económicamente, eso parece no importan en absoluto a los mecaderes que se apostan a los alrededores con el fin de esquilmar a los peregrinos que llegan al lugar. Sin piedad, estos abusivos comerciantes venden su mercancía (casi toda ella de ínfima calidad) a precios exorbitantes, y cuando algún inconforme se atreve a respingar ante el atraco, ante el abuso, ante la transa, como decimos en México, inmediatamente es amenazado por grupos de comerciantes que lo "invitan" a retirarse so pena de sufrir algún daño personal. Para muchos de estos peregrinos visitar la Basílica de Guadalupe llega a convertirse en una verdadera odisea.
En fin, esto vi: Un pueblo sediento de amor, ávido de respuestas, con una fe equivocada y una mirada puesta donde no corresponde. Oremos por México y, en medida de lo posible, hagamos nuestra tarea, no te digo que el próximo año vayamos todos juntos y quememos o destruyamos las imágenes. Tan sólo te pido algo más sencillo: Ora por nuestros países latinoamericanos sumergidos en el engaño guadalupano, apoya a las misiones y en medida de lo posible, date la oportunidad de realizar tu encomienda de predicar el Evangelio.


Notas:
1 Octavio Paz. "El Laberinto de la Soledad". Fondo de Cultura Económica.
2 Manuel Vázquez Montalbán. "Panfleto Desde el Planeta de los Simios". Grijalbo Mondadori.
La Jornada. Sección Economía. 19 de Diciembre de 2004.
Que Dios te bendiga.

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